Cuando Don Juan Noriega, en la última década del siglo XIX subió a un vapor para cruzar el Atlántico, llevaba en su equipaje la esperanza de volver, apenas un adolescente cuando salió del vecino pueblo de Cué, trabajo y ahorro, años de espera y por fin el regreso. Todo esto es fruto de ese esfuerzo, cosecha recogida bajo otros cielos y otros soles, para no olvidarlo aquí están sus palmeras y los magnolios centenarios recordándonos la aventura indiana. Bienvenidos a La Hacienda de Don Juan. El Cenador: Un espacio acristalado desde el que las cuatro estaciones visitan impúdicamente a los comensales, la lluvia de otoño o la luz primaveral que anuncia el verano iluminan, apenas tamizadas por los blancos visillos, este lugar dispuesto para establecer la conversación en torno a la mesa. Salón Doña Emilia. Doña Emilia Amieva, la esposa de Don Juan presta su nombre a este salón polivalente con capacidad para doscientas personas, lugar idóneo para realizar reuniones de empresa, bodas, banquetes, etc. Su acceso y servicios independientes al resto de instalaciones le dotan de la privacidad necesaria para este tipo de eventos.
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